El arte chino de conservar los huevos se pierde en la noche de los tiempos. Inicialmente se sumergían los huevos en los jugos extraídos de un árbol autóctono. Después se descubrió que colocando los huevos en una mezcla de cenizas y tierra, al fresco y en la oscuridad, se obtenía el mismo resultado culinario pero solamente en 10 ó 12 semanas.
Algunas regiones de China preparan los huevos de pato en un emplasto que contiene varios ingredientes: cal, salitre, bicarbonato de sodio, barro, hierbas, té y paja de arroz. Se dejan reposar al menos tres meses y se dice que el sabor mejora progresivamente.
Los chinos los llaman "pidan", que significa "huevos recubiertos", y tienen un llamativo aspecto decrépito, con la cáscara rodeada por una costra de barro y la clara con aspecto de jalea parda transparente. La yema es semisólida y oscura, con un tono gris verdoso. El sabor es salado y con acentos sulfurosos y amoniacales.
Se preparan con sal y con un material muy alcalino, como ceniza de leña, cal o lejía. A veces se añade té para dar un toque de sabor.
los probaria
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