martes, 6 de mayo de 2014

El Héroe de Nacozari

   
jesus garcia en ferrocarril

La hazaña ocurrió en Hermosillo, Sonora el 7 de noviembre de 1907. Jesús García Corona era el responsable de hacer tres viajes programados entre el pueblo de Nacozari y la mina de Pilares, ya que tuvo que suplir a un compañero que se reporto enfermo.


El recorrido era de cuatro kilómetros, cuando iba de regreso a Nacozari, a la altura Del Seis (caserío habitado por familias de trabajadores de las vías) le avisó un mensajero que necesitaban mas dinamita para hacer una expansión en la mina, así que le encargaron 10 toneladas. Una vez en Nacozari, Jesús García les dejo el trabajo del acomodo de vagones a los ingenieros, entre los vagones había dos cargados de explosivos que fueron colocados por error al lado de la maquina. La madre del Héroe vivía cerca de la estación, así que Jesús aprovecho para visitarla.

De regreso a la estación, Jesús ayudo a sus compañeros a encender el fuego y una vez alcanzada la presión suficiente inició la partida. El viento soplaba en contra y el contenedor de las chispas estaba averiado por lo que las chispas vivas emanadas volaron sobre el motor y la cabina, llegando a los dos primeros vagones, cargados con dinamita, provocando un pequeño incendio.

Al principio el fuego fue notificado por la cuadrilla de trabajadores y más adelante, por simples observadores. Un jovencito, alarmado, intentó decir a Jesús lo que pasaba, pero su delgada voz no le permitió vencer el ruido de la máquina. Fue un obrero anónimo quien fuertemente le gritó: “Oye, hay humo en el polvorín”, frase que hoy se canta en uno de los varios corridos dedicados a Jesús García.

En un fragmento del corrido Máquina 501, el fogonero le dice: “Jesús, vámonos apeando/ mira que el carro de atrás/ ya se nos viene quemando. / Jesús García le contesta:/ yo pienso muy diferente, / yo no quiero ser la causa / de que muera tanta gente. / Le dio vuelta a su vapor, porque era de cuesta arriba/ y antes de llegar al Seis/ allí terminó su vida...”

Francisco Rendón, frenero encargado de dirigir los rieles a Pilares, le gritaba también, desesperado, que tratara de extinguir el fuego. “¡Frena el tren!”, le gritaba Francisco, con la idea de que entre todos los tripulantes pudieran apagar el fuego, pero a esa altura del trayecto no había agua.

Avivado por el viento que el andar del tren producía, el fuego se expandió. El aire fluyó a través de las cajas e intensificó las llamas. Cuando la esperanza se desvaneció por la intensidad del fuego, Jesús le pidió a la cuadrilla que lo acompañaba que se arrojara de la locomotora y le imprimió toda la fuerza. Romero saltó y rodó hacia la maleza.

A las 14:20 horas, un estruendo como temblor se sintió en Nacozari. La onda expansiva quebró vidrios y sacudió las casas. Tan grande fue la explosión, que la locomotora desapareció por completo. Jesús murió al instante, lanzado por el frente de la cabina.

De El Seis no quedó casi nada. Fueron 13 los muertos, entre niños, mujeres y obreros que se encontraban cerca de la vía. Pero, sin duda, fueron cientos los que salvaron la vida cuando Jesús García decidió alejar del pueblo el convoy en llamas.

Los historiadores aún discuten diversos detalles de este hecho histórico (como el número de la locomotora), pero todos coinciden en que Jesús García salvó a un pueblo completo.


Para acabar les dejo dos corridos dedicados a este gran hombre, disfrútenlos!








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